Raciones | Unidades: 4
Tiempo aproximado de preparación: 30 minutos
Calorías aproximadas: 100
La crema de calabaza de por si es ya un plato muy nutritivo y con pocas calorías, es perfecta para tomar cuando estemos haciendo una dieta baja en calorías.
El fuerte color de la calabaza indica su alto contenido de betacarotenos que transforman en vitamina A cuando la consumimos lo que beneficia la vista, el crecimiento, el desarrollo de los huesos, el mantenimiento de los tejidos, la reproducción y el desarrollo de las funciones hormonales, también poseen propiedades antioxidantes.
Entre otras sustancias presentes en las calabazas también se encuentra el potasio y las vitaminas E y C y el ácido fólico.
¿Qué más podemos pedir? ¡Nutritiva, deliciosa y light!
¿Comenzamos?
Para elaborar nuestra receta necesitaremos:
INGREDIENTES:
4 mini calabazas
750 gramos de calabaza limpia
Una cebolla grande
4 zanahorias medianas
Medio puerro
Una cucharadita de jengibre rallado
Dos dientes de ajo
Medio pimentón rojo
Dos ramas de cebollín
litro y medio caldo de verduras
40 gramos de queso parmesano
Pimienta negra molida
Sal
PROCEDIMIENTO:
El primer paso preparar esta receta de crema de calabaza es echar el litro y medio de caldo de verduras en una olla a calentar de forma suave, pelamos la calabaza, quitamos las semillas y troceamos en dados medianos.
Colocaremos en la olla la calabaza, la zanahoria, el pimentón, cebollín el puerro, los ajos, el jengibre y la cebolla, sal pimentamos y cocinamos a fuego medio sobre 20 o 25 minutos, salpimentamos al gusto y batimos bien con una batidora para formar la crema.
Apagamos la olla, dejamos reposar por 5 minutos y luego licuamos colocando un paño sobre la licuadora ya tapada para evitar que se vierta la mezcla y nos quememos.
Esta preparación es un tanto diferente, vamos a presentar la crema en pequeñas calabacitas que se encuentran en el mercado fácilmente.
Las colocamos en una olla con suficiente agua y aceite para que no se resequen y mantenga un espectacular brillo y las dejamos hervir por 10 min.
Retiramos del fuego, cortamos la parte superior con cuidado como haciendo una tapa, retiramos las semillas con una cucharilla y allí vamos a colocar nuestra sopita maravillosa.
Emplatamos colocando la tapita de medio lado y espolvoreamos con queso parmesano y cebollín picadito finamente. ¡El plato lo adornamos con una flor pequeña y hojitas de lechuga!
Una pequeña obra de arte que dejara a sus comensales fascinados, una receta de la abuela, de nuestra maravillosa cocina tradicional presentada ingeniosamente.
MARIDAJE:
La calabaza se caracteriza por un sabor sutil y ligeramente dulce, lo que va a condicionar decisivamente la elección para su maridaje. A priori los mejores vinos para esta misión deben ser frescos y ligeros, mayoritariamente blancos, pero también hay cabida para espumosos y rosados. ¿Qué les parece un vino proveniente de la uva pinot blanc? ¿Me cuentan?...
Yo espero que interactúen conmigo, me envíen las fotos de su trabajo culinario y con mucho cariño compartiremos ideas.
¡Recuerden que estamos enlazados a través del arte! Gracias por acompañarme en esta exquisita aventura culinaria.
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